La hiperestimulación de nuestros sentidos

El mundo actual es un mundo lleno de estímulos sensoriales de todo tipo, y tenemos que tener en cuenta que cualquier humano está constantemente expuestos a ellos; y cuanto mayor es el nivel de modernización del lugar donde reside, más lo estará. Aunque muchos son los científicos que afirman que nuestro cerebro trabaja a un nivel de capacidad mucho más bajo de lo que en realidad soportaría, para nadie es un secreto lo que la saturación de nuestro órgano pensante haría a nuestro organismos; y que, de hecho, puede hacer.

Por supuesto, en la época moderna, muchos de esos estímulos son de nueva fabricación, o lo que es decir, de fabricación humana. Aunque, si lo pensamos un poco, no se puede decir que sea lo mismo. Porque, si bien la avalancha a nuestros sentidos en estos momentos es monumental, no es algo reciente, ya que, desde la antigüedad, el ser humano hizo uso de algo que, realmente, podía hacer que nuestra mente y nuestros sentidos se saturaran de algo más que lo que se podía encontrar en la naturaleza. Y eso fue, sin lugar a duda, el arte.

Porque nada es capaz de estimularnos como el arte, en todas sus variadas formas. Y, sin embargo, asociado a él vino una nueva corriente, que nuestros antiguos ya plasmaron muy bien, y que el hombre moderno definitivamente lo ha explotado al máximo; y eso es, por supuesto, la pornografía. Las peliculas porno, los videos porno, las fotos porno y el porno hd ya son cosas que viven con nosotros a diario, al margen de cuestiones éticas y morales, y siendo bien sabido que su consumo está generalizado por mucho que algunos interesados se empeñen en negarlo. Para colmo, internet, otro medio increíblemente estimulante ya de por sí, no deja de ofrecérnoslo a raudales y de forma económica.

Pero como no es oro todo lo que reluce, y como todo está bien en su justa medida, toda esta avalancha a nuestros sentidos también tiene una parte oscura, que puede comprobarse muy bien en los efectos del porno. Durante mucho tiempo se pensó que estos efectos, físicos e inmediatos, eran bastante beneficiosos para el cuerpo y la mente, pero ahora parece que los estudios van por otros derroteros, y que precisamente toda esta hiperestimulación causaría efectos en nuestro cerebro, incluso de forma definitiva. Puede que por ahora sólo sean estudios preliminares y no estén muy acreditados, pero parece que se le podría dar un poco la razón a aquellos que piensan que la pornografía es algo así como la quinta esencia del diablo, poco más o menos.

Y es que parece que es cierto el famoso dicho: “Todo lo que gusta es ilegal, inmoral o engorda”. Bueno, en este caso, no cumpliría ninguna de estas tres condiciones, o al menos no en su totalidad; pero en fin, ya entiendes en qué sentido lo digo. Al principio, el gusto por el porno era sólo una cuestión ética, como si fuera una vergüenza consumirlo, y sólo dependiera de uno o si tenía mayor o menor acceso a él; pero llegados a este punto, desde luego que tenemos que pensar en qué clase de efectos puede dejar en nosotros el consumo de la pornografía. Ahora no sólo se les puede achacar a los puritanos el estar en contra de él por considerarlo una obscenidad, sino que pueden llevar razón al temer sus efectos secundarios. Y si son ciertos, desde luego que muchos que yo conozco se llevaran un disgusto, y de los buenos, cuando sepan lo que un poco de contenido adulto le puede hacer a sus mentes calenturientas.